Martín Fuentes, Security Business Senior Manager CenturyLink, LATAM
Frente a ataques cada vez más efectivos, es clave que los equipos de especialistas pongan el foco en la capacitación a usuarios de la red.
Cada vez más, el mundo de los negocios habla sobre como la ciberseguridad debe estar en el top of mind de una organización. El ecosistema de conectividad es variado y así lo requiere: desde Internet de las Cosas y wearables hasta almacenamiento en la nube y el uso de dispositivos móviles permanentemente interconectados. Nuestros datos se encuentran distribuidos y garantizar su resguardo e integridad, es uno de los desafíos más grandes para las compañías.
El problema es complejo, ya que por más que se implementen las soluciones técnicas más avanzadas y costosas, alcanza con un error humano para que un ciberataque sea efectivo. Es por ello que la estrategia de preferencia para una defensa robusta es el abordaje en capas: es decir, crear la mayor cantidad de controles para que la responsabilidad de protección quede distribuida en diversos componentes del ecosistema. Pero además de prestar atención a todas aquellas capas, en donde la tecnología y las buenas prácticas pueden ser de enorme ayuda, es fundamental no olvidar el que siempre ha sido el eslabón más débil de la cadena: el usuario de la red, principal causa de entrada de malware y ransomware.
Basándonos en casos recientes para ejemplificar, fue el error humano el responsable del inicio de los casos de WannaCry o Petya y probablemente lo sea también en los próximos grandes ciberataques por causa de acciones u omisiones. Esto quiere decir que a pesar de la estrategia de seguridad que implementen los expertos en la temática, que sin dudas mitigará el alcance y la propagación de los ataques cuando sucedan, las medidas técnicas no son suficientes para proteger la información. Es el usuario el que tiene la decisión inicial de ingresar en un link sospechoso, abrir un adjunto de un mail infectado, utilizar una red desprotegida en un dispositivo con información crítica o descargar un software de terceros de dudosa procedencia.
¿Qué deben hacer entonces los equipos de seguridad para remediarlo? La solución para este punto, no es otra que el hacer gran foco en la capacitación hacia los usuarios, para que sepan reconocer amenazas y detectarlas a tiempo. Esto impedirá que potenciales ataques lleguen a ser efectivos, colaborando de esta forma en la estrategia de seguridad de la organización. Se podría decir entonces, que el entrenamiento en ciberseguridad en una organización debe ser:
- FRECUENTE: No alcanza con comunicaciones escritas por única vez, generalmente muy técnicas, o hacerlo solo cuando recién se integran a la organización. Las capacitaciones en ciberseguridad deben realizarse al menos una vez al año para los usuarios de la red, y abarcar los más recientes avances tecnológicos, amenazas y nuevos tipos de vulnerabilidades.
- ESTRATÉGICO:* Es importante tener en cuenta que hay ciertos grupos de usuarios que es muy importante que tengan conocimientos actualizados sobre ciberseguridad: es el caso, por ejemplo, de quienes son responsables de atención al cliente o de call centers, y de aquellos que manejan información crítica y de acceso restringido. Además, deberá trabajarse específicamente para que todos los empleados tengan conocimientos similares y conozcan su rol en caso de un ciberataque, según sus responsabilidades en la compañía.
- CREATIVO:* Para enseñar sobre ciberseguridad, es primordial utilizar lenguaje accesible y explicar contenidos técnicos de manera que cualquiera pueda entenderlos. Esto debe ser así siempre, por más de que se trate de un empleado con años de experiencia de uso en la red, o una persona con pocos conocimientos en el tema. Todos deben entender por igual como identificar un intento de phishing en un mail, o cómo descargar de forma segura software desde la nube. A su vez, se pueden enseñar técnicas útiles también para uso personal, como la elección de contraseñas complejas y la implementación de doble autenticación.
Yendo un paso más allá, algunas organizaciones recurren a partners para “simular” ataques de phishing, descubriendo así la cantidad de usuarios que hacen click en links infectados y qué datos comparten o revelan a partir de ello. Garantizar que nuestra política de entrenamiento en ciberseguridad sigue estos lineamientos, es un paso fundamental para disminuir el riesgo asociado a errores humanos de forma significativa.
Si a esto le sumamos inversiones inteligentes, adecuadas estrategias de respaldo de la información, almacenamiento offline y una adecuada configuración de permisos de acceso a información crítica, estaremos bien encaminados hacia el éxito. Siempre recordando que nuestras acciones pueden disminuir el riesgo, pero nunca eliminarlo totalmente.